Y ahora, ¿qué?

Juan Bravo

Dicen por ahí, que después de las multitudinarias manifestaciones del pasado 20 de abril celebradas en las ocho islas, el Gobierno de Canarias debería plantearse una serie de cuestiones sobre la enorme cantidad de reivindicaciones que sonaron ese día en las calles. Temas como la degradación del territorio, un territorio limitado y frágil ligado a un modelo turístico que profundiza en esa degradación. Preguntas sobre la calidad de vida de los canarios y canarias, con cifras de las más altas del Estado en tasa de paro, riesgo de pobreza, densidad poblacional o incremento del IPC; o más bajas en salarios, o en renta de familias.

Lo dicen por ahí.

Pero. ¿Lo harán?

No nos engañemos. En los días, incluso semanas posteriores a la manifestación, Consejeros y Consejeras del Gobierno saldrán a los medios de comunicación a contarnos que, efectivamente, han tomado nota de todas y cada una de los mensajes vertidos por la ciudadanía. Se llenarán la boca de palabras gastadas, vacías, sin sentido, con el único fin de prometernos que sí, efectivamente, han tomado todas las notas del mundo y más. Para ello plantearán reuniones con todos los agentes sociales implicados en el tema para llegar a acuerdos consensuados que nos lleven a redactar un proyecto que, a su vez, debe ser consensuado, de nuevo con los mismos agentes sociales, estos sí, cerca de los diseños del Gobierno.

Y no olvidemos que, para ello, cuentan con los medios de comunicación propios, los medios del régimen de siempre. Porque, como dijo Rafael Correa, “desde que se inventó la imprenta, la 'libertad de prensa' es la voluntad del dueño de la imprenta". Y en estas islas hay dueños y dueños de las imprentas y audiovisuales que dictan lo que se debe y no se debe escribir y contar. Una Televisión Canaria en manos de los dos partidos de la derecha más rancia que la entienden en función de sus intereses y necesidades. Medios escritos como El Día, Canarias 7, Diario de Avisos, La Provincia… que no son medios que velen por los intereses de los ciudadanos canarios, por muy nacionalistas canarios que nos quieran hacer creer que son.

Y ahora, ¿qué?

Ante esto que se nos viene encima, ¿qué hacer? Los de siempre, seguirán en la misma línea de mantener lo establecido. De eso no cabe ninguna duda. Los intereses económicos estarán siempre por encima de cualquier otro interés. Y si alguien tiene alguna duda, que se acerque a las hemerotecas que para eso sirve Internet.

¿Qué hacer? Seguir. No parar. No dejar que se muera, que lo dejen morir. Hay que mantener encendidas las exigencias de los manifestantes y de toda la ciudadanía.

Para ello, los canarios tienen que estar atentos, a través de sus organizaciones sociales, sindicales, políticas, para que no nos cuelen las mentiras que las elites ya deben tener apuntadas en piedra. Mentiras no nuevas: las mismas de otras veces.

Habrá que ir pensando ya mismo en ponerse las pilas para que esto no se quede en una bonita anécdota que será estudiada con ese mismo adjetivo dentro de veinte años.

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